Quienes han sido víctima de agresiones de parte de su pareja, requieren de redes de apoyo para recuperar su autonomía, pero afirman que es posible, y esas instancias efectivamente funcionan.
Dos mujeres sobrevivientes de violencia contra la Mujer, compartieron sus testimonios a Diario Concepción en el contexto del Día Internacional de la Eliminación de este fenómeno. Dando cuenta que las redes existentes en la Región, a través de Sernameg, los municipios y otras organizaciones de apoyo, pueden ayudarlas a salvar sus vidas del inminente peligro que corren cohabitando con un agresor.
Ambas valoraron la calidad humana y entregaron su agradecimiento total por el trabajo de los funcionarios de distintas instancias que les tendieron una mano y que en ocasiones, incluso, entregaron mucho más de lo que les correspondía como profesionales. Las dos recuerdan claramente los nombres de quienes las recibieron en las distintas oficinas y comentan la necesidad de que se entregue más educación que permita identificar tempranamente un agresor.
Karina, nombre elegido aleatoriamente para proteger su identidad, fue víctima de violencia hacia la mujer durante 15 años, tiempo en el que la relación se terminó y volvió en varias oportunidades. “Para mi fue un proceso largo y difícil, tuve ayuda del Sernameg. Recuerdo los nombres de las personas que me ayudaron, incluso, una trabajadora social me ayudó a sacar las cosas de la casa”, detalló.
“Cuando lo tomaron por fin detenido, cuando la Justicia por fin actuó”, relató que fue el impulso final para poder romper con el círculo en el que estaba inmersa y admitió que el hecho de tener un trabajo estable fue fundamental en tomar la decisión de ir a arrendar con su hijo a otro lugar.
“Ahora estoy tranquila con mi casa propia, con la asistente social logramos postular al subsidio, mi casa de antes la perdí, porque estaba dentro del sitio de mi suegro. Entonces nunca jamás pude recuperar eso”, indicó.
En cuanto al periodo en que duró la relación con su agresor, Karina detalló que “yo sufrí violencia de todos los tipos, él es horriblemente violento, él me seguía donde fuera. Yo no tenía voluntad propia y estaba dentro de una burbuja”.
De eso han pasado cuatro años, la situación para Karina es completamente diferente, mientras antes vivía un miedo constante, hoy, como ella misma lo dijo: “me siento como en una victoria, hay situaciones que no me hubiese gustado que pasaran, pero uno se enferma y normaliza. Ahora yo siento orgullo de mí misma”.
“Estoy completamente agradecida de cada una de las personas que me ayudaron, la Fiscal también fue súper comprometida conmigo, yo me siento una afortunada de todo corazón de las personas que en este proceso fueron, en conjunto conmigo, unos guerreros, no descansaron, no bajaron los brazos, en todo estaban pendientes”, afirmó Karina y planteó que en esos momentos se encontraba tan anulada como persona que necesitó de todo el impulso que le transmitieron.
“Si pudiera pedir algo al Gobierno, sería más apoyo y herramientas para estas redes. Y más mano dura con el hombre que golpea a la mujer”, señaló y agregó que es necesario también mayor educación a las personas más jóvenes, ya que en su experiencia hubo muchas señales al inicio de la relación que no fue capaz de identificar a tiempo de parte de quien la violentó.
El caso de Paula, nombre elegido para el segundo testimonio, partió en 2021 con su camino de salida de la violencia en un Centro de la Mujer comunal. Luego, debió cambiarse de comuna para salir del hogar del agresor y comenzó en otro centro. Ella también mencionó a cada una de las personas que conoció en ese proceso recordando claramente su nombre. “Me acogió en este caso una asistente social, la secretaría y la psicóloga. Fueron un aporte súper grande, porque cuando uno está en esa situación, no sabes dónde agarrarte para salir”, contó.
Paula relata que en el centro le explicaban que no se cuestionara demasiado lo que pasaba, y que constantemente le transmitían que lo importante era avanzar. “Con ellos pude reconocer quién era yo, porque lo perdí todo en ese momento: perdí mi amor propio, mi amor hacia la vida, no hacia mis hijos porque eran lo que me impulsaba a salir adelante”, detalló y agregó que sus hijos tienen 9 y 4 años.
“Una frase que me recuerdo mucho que en el Centro de la Mujer me dijeron: ¿Qué es más importante, un refrigerador o tu vida?”, señaló Paula, ya que en ese momento se cuestionaba si salir o no de dónde estaba por que sabía que perdería todos sus pertenencias y enseres. Con esa frase, aseguró que reconoció que era momento de salir.
“Cuando viví la situación más fuerte fui con Carabineros, y no tomaron la denuncia porque dijeron que correspondía al Tribunal de Familia, mi hermana me recomendó llamar al 1455 (orientación Sernameg). Me indicaron que mantuviera la calma y a dónde me tenía que dirigir”, reveló.
La incomprensión de su familia de origen también fue parte de las dificultades que enfrentó. “Pero si todas pasamos por eso, tienes que aguantar nomás, me decían. Pero yo pensaba si yo no rompo este patrón lo va a seguir mi hija o mi hijo puede ser un agresor”, apuntó Paula.
Paula recuerda que con sus hijos vivió en hacinamiento, que pasaron mucho frío, pero con ayuda del Centro de la Mujer pudo postular a un subsidio. “En 2024 voy a recibir mi departamento, soy una mujer más feliz. Me reconstruí en todo sentido, volví a trabajar”, afirmó.