Ciudad

Niño y profesora lamentan la pérdida de casa y escuela

La comunidad de la escuela unidocente y de sólo un alumno de Poduco Bajo en Santa Juana, tuvieron la doble pérdida de su escuela y ambos de sus respectivas viviendas.

Por: Cecilia Bastías 18 de Febrero 2023
Fotografía: Angélica Valenzuela

Una de las siete escuelas que se perdieron en Santa Juana fue la Escuela de Poduco Bajo, a la que asistía únicamente Vicente Mella de 9 años, quién según su mamá Katerina Sáez el día que el incendio se acercó a su casa se refugió en la casa cuidando de sus dos perritos.

“Pero después nos subimos al auto y arrancamos porque vi que el techo estaba con llamas y lo tuve que ir a sacar de la casa. Su papá se quedó para salvar los dos bueyes y se quemó la cara, la mano”, señaló Katerina.

“A la escuela de Vicente, que se quemó, también fue su papá, casi todos los vecinos estudiaron ahí. Ojalá que la mantengan aquí por mientras termina, le quedan tres años”, comentó la mamá y agregó que cuando tuvieron que salir arrancando con los perritos, Vicente sólo alcanzó a sacar sus dos poodles y perdió su gran fuente de entretención, el celular.

“Al principio lloraba un poco, preguntaba dónde iba a dormir. Pero ahora está mejor”, contó Katerina Sáez.

La directora de la escuela es Yolanda Provoste. Lamentablemente la docente también perdió su vivienda que estaba adosada a la Escuela de Curalí.

“La Escuela de Curalí se quemó toda, ahí tenía mi domicilio particular y familiar, en la casa del profesor. La escuela se quemó y mi vivienda se quemó toda también. Se quemaron mis cosas y se convirtieron en cenizas”, relató la profesora que resultó doblemente golpeada por los incendios.

“Perdí mi escuela actual y la ex-escuela donde estuve 25 años y perdí todo. A mí me trasladaron para la Escuela de Poduco Bajo por matrículas, pero seguí viviendo en la escuela de Curalí, porque los otros profesores viajaban”, detalla la docente sobre su compleja situación.

A pesar de lo difícil que han sido estos días, Yolanda Provoste, se manifestó tranquila. “Yo no he llorado, he estado tranquila, en el sentido que fueron tantos los campesinos que perdieron sus animales y están albergados, yo al menos estoy en la casa de mi hija”.

“Nosotros los profesores tenemos que estar siempre firmes, tenemos que ser como un escudo de la comunidades educativas, de las familias y también nos llegó a todos ahora”, afirmó Provoste con bastante entereza.

Sobre cómo se enteró de la situación de su escuela, la profesora Provoste, comentó que no tenía mucha información, ya que estaba en Santa Juana en la casa de su hija por las vacaciones. “Yo no sabía lo que estaba pasando ahí, y tampoco quería ir a ver. Fuimos al tercer día y el fuego había pasado por la casa del vecino, del apoderado y se llevó todo lo que era el colegio”.

El colegio tenía un sólo alumno en cuatro básico, quien también perdió su vivienda. Con él, Yolanda pasaba el día avanzando en su aprendizaje y habitualmente generaban actividades con otras escuelas para que el pequeño tuviera actividades con sus pares.

“Llevaba trabajando tres años con el alumno. Es una atención 100% personalizada atendiendo las reales necesidades del estudiante, monitoreando diariamente para ir reforzando, es muy efectivo el sistema de educación rural”, explicó.

Yolanda Provoste aseguró que aún no ha recibido alguna comunicación sobre lo que ocurrirá con las escuela y dónde iniciarán el nuevo año educativo. Pero manifiesta que las escuela rurales deberían mantenerse dónde se encuentran emplazadas, porque son un aporte importante para la comunidad del entorno.

“Es buena la educación rural, ha tenido altos estándares, por lo mismo que uno está tan involucrada con los estudiantes, con el vecino, con los familiares. Es algo que debería replicarse porque los resultados son buenos. Uno va viendo como los chicos avanzan”, comentó Provoste.

Colico Bajo

Angélica Valenzuela es directora de la Escuela Colico Bajo, que también se perdió en su totalidad y que tenía una matrícula de seis estudiantes. Detalló que una vez iniciado el incendios del viernes 3 de febrero en muy poco tiempo la escuela fue consumida por las llamas. “Yo vivo en Santa Juana, pero los apoderados estaban pendientes y de sus casa que afortunadamente ninguno de mis alumnos la perdió, ellos me iban contando. En un momento, me llamó un alumno llorando para decirme: profesora nuestra escuela se quemó. Yo traté de darles calma, una estudiante perdió a sus abuela por los incendios los niños están muy mal emocionalmente”.

En cuanto a la posible solución, Valenzuela, detalló que “nos dijeron que en el internado de Colico Alto podrían funcionar los dos establecimiento, eso por el ministerio. Pero a nosotros se nos ofreció una casa de una vecina para poder funcionar en el mismo sector. Estamos esperando esa respuesta, se lo manifestamos al director provincial, fue a ver la casa, pero nos dicen que Junaeb va a tener la decisión final”.

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