Lactancia materna: el vital acto para la nutrición física y socioemocional

31 de Agosto 2023 | Publicado por: Natalia Quiero
Fotografía: CC.

Amamantar cubre muchas necesidades básicas con impactos presentes y futuros para cada bebé y la sociedad. De ahí el reto social de incentivarla y que toda persona colabore en su protección.

El INE dice que en Chile la esperanza de vida se triplicó desde 1900, hoy llega a 82 años en mujeres y 77 en hombres. Es muy largo tiempo que puede llegar a vivir una persona desde la niñez a la vejez y en el transcurso ocurren varios procesos, cambios e hitos en lo biológico, patológico, emocional y social.

Tantos años y tantas vivencias, pero los primeros dejan marcas imborrables e incomparables para el devenir y bienestar de las personas. Es la contundente propuesta de la salud primal, sobre la que la doctora Yolanda Contreras dirige un diplomado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción (UdeC).

La matrona especialista en perinatología y salud mental explica que alude al impacto de largo plazo de las condiciones en que se vive la primera etapa. La propuesta original considera el periodo primal desde la concepción al primer año (fuera del útero), ya que el humano está inmaduro al nacer, especialmente en los que llama “ejes fundantes de las condiciones de salud” que son neurología, endocrinología e inmunología, y alcanzan cierta madurez en esos 12 meses.

Aunque para la académica y otros especialistas la salud y periodo primal se debe abordar más allá de lo biológico y desde la preconcepción a los 3 años de vida, cuando termina la primera infancia y se establecen las bases socioemocionales que definen a una persona.

Lactancia vital

Por eso, sostiene, es fundamental poner los más grandes esfuerzos en cuidar que esta etapa se desarrolle en las mejores condiciones para resguardar la niñez y el futuro. Eso busca garantizar la Convención sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes que Chile ratificó el 14 de agosto de 1990, por lo que se celebra el día y mes de la infancia en este periodo que, además, a nivel global inicia con la Semana Mundial de la Lactancia Materna (1 al 7).

El objetivo es concienciar su rol para que toda la sociedad aporte a su protección para mantener lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS): que sea exclusiva hasta los 6 meses de vida y ojalá se mantenga hasta los 2 años, idealmente que inicie precozmente tras el parto. Porque “dependemos del calor materno y la lactancia”, afirma Contreras.

Por eso la lactancia es un fenómeno crítico en la salud primal y muchas evidencias avalan su papel vital para el desarrollo adecuado e integral, porque cubre muchas necesidades básicas, sobre lo que profundizan las consejeras de lactancia e integrantes de la dupla “Espacio Nativa” Pilar Quintana y Varinia Barría, matrona y psicóloga respectivamente, también integrantes del Diplomado en Salud Primal.

La primera es la alimentación, nutrición e hidratación, para lo que la leche materna se considera alimento completo, perfecto e ideal para lactantes.

“Desde lo biológico, químico y físico es importante establecer una lactancia precoz, en la primera hora de vida, por la cantidad de hormonas que se liberan y transmiten desde la madre, como también el microbioma: que en la primera hora logres colonizarte con microorganismos de la madre asegura una inmunidad que sella para toda la vida”, afirma Quintana. Aporte biológico e inmune que sólo se fortalece durante la mantención de la lactancia.

Y advierte que investigaciones relacionan la incidencia de alergias alimentarias o respiratorias y a enfermedades crónicas que afectan a la sociedad, como diabetes u obesidad, con falencias en la lactancia, partiendo por la falta de una precoz.

El impacto futuro es también socioemocional, destaca Varinia Barría, especialista en perinatología, porque la lactancia es un espacio de apego entre mamá y bebé en que se establece el primer vínculo. “El vínculo social se inaugura con el contacto con la madre y va a satisfacer necesidades físicas de sobrevivencia del bebé y sobre todo va la necesidad psicológica de sentirse acogido, ser contenido y confiar en la vida. Por tanto, con la lactancia y vínculo hablamos de la construcción de relaciones que son la base de la sociedad”, manifiesta.

Las profesionales también resaltan efectos para la salud materna, porque amamantar contribuye a la recuperación y a reducir hemorragias postparto, además protege de cánceres como el de mama y ovarios. También favorece autoestima y salud mental de las mujeres.

Además, la lactancia materna implica gran ahorro versus comprar leche artificial, tampoco genera desechos que contaminan al ambiente.

Por ende, el desarrollo del amamantamiento repercute en tener personas, familias, comunidades y medioambiente en mayor bienestar, tanto con impacto presente como futuro.

El reto social de contener a madres para asegurar una lactancia materna placentera y exitosa

La lactancia materna alimenta cuerpo, mente y alma, porque nutre físicamente y socioemocionalmente. En efecto, satisface necesidades básicas que una leche artificial en mamadera no puede cubrir, aunque sí cumple como alimento que muchos lactantes deben recibir, porque distintas razones dificultan o impiden el amamantamiento.

Sin embargo, el hincapié que desde sus distintas experticias hacen Yolanda Contreras, Varinia Barría y Pilar Quintana es que para que el amamantamiento sea exitoso, que logre esta nutrición integral y se mantenga según los parámetros ideales, requiere darse bajo una condición de bienestar materno que depende de que existan otras condiciones.

Y advierten que si no se dan amamantar se puede volver sinónimo de estrés y malestar, la lactancia puede nutrir físicamente y no emocionalmente, con una escalada de implicancias desde lo individual a lo social, de lo íntimoa lo público, del presente al futuro.

Apoyo para el disfrute

Lo esencial que releva Contreras es que “una lactancia materna exitosa es una que es disfrutada tanto por la mamá como por su hijo”, por lo que requiere que se base y promueva un vínculo primario amable y placentero que teñirá la forma en que se establecen nuevas relaciones con el mundo.

Y crucial es reconocer que en este proceso y satisfacción para la diada hay un papel clave del contexto y la sociedad. Para bien o para mal.

La madre tiene que estar contenida por un apoyo social efectivo y eficiente. No puedo pensar que una madre va a tener una lactancia exitosa si tiene que estar ocupándose de otros niños o de todas las otras tareas habituales de las que se puede ocupar una mujer”, manifiesta.

Quintana pone el acento en que la lactancia según lo que recomienda la OMS es largo tiempo, cada amamantamiento dura más que un par de minutos y una madre debe estar siempre disponible para cuidar a su bebé. “Entonces, tiene que haber una familia y red de apoyo que proporcione espacios, tiempo y cuidados necesarios para la madre y que la lactancia se pueda sostener. Si no es una lactancia cansadora y no tan disfrutada”, asegura. Y se establecerá un vínculo primario permeado por el estrés y malestar.

Y expone que muchas veces los apoyos más relevantes en la esfera íntima, familia o personas cercanas, se relacionan con aspectos prácticos como colaborar en tareas domésticas o llevar un vaso de agua a la madre. Pero, también es fundamental que exista ese espacio para amamantar en condiciones de comodidad.

El reto de naturalizar

Algo que interpela a toda la sociedad en relación con ser una realmente amable para que prime la lactancia materna amable, exitosa, que logre los ideales. Porque en lo social los grandes retos.

Por un lado, hay avances en la duración del postnatal para que las madres estén con su bebé y puedan dar lactancia el tiempo necesario, pero se complejiza si vive el periodo en soledad y/o con el deber ineludible de cumplir más tareas. También están los permisos para amamantar o las salas especiales en espacios laborales o públicos que se han construido. Pero, no basta, lo que importa y más perjudica es sociocultural y conductual.

Barría expone que la lactancia es algo propio de la naturaleza humana y mamífera y por eso una mujer puede y debería amamantar cómodamente en cualquier lugar, desde su casa a la fila de un banco, pero que lo que limita y afecta al primordial bienestar son las miradas y juicios, es la incomodidad que otras personas sienten y expresan al ver a una mujer dando pecho con libre naturalidad en público. Y la razón que da es que “amamantar se ha vuelto un gesto poco natural, porque la lactancia se fue acotando a un espacio tan privado que salió de nuestra imagen cultural”.

La reflexión de la psicóloga es que en parte esto genera una creciente demanda de salas para amamantar que de cierta forma esconden al acto. No se trata de erradicarlas, hay que tenerlas para quien la necesite y realmente se necesitan por las características de la sociedad, pero cree que el gran reto social es “renaturalizar” el natural acto de amamantar para que se dé con total normalidad, libertad y comodidad en cualquier espacio sin nada que perturbe a la madre, construyendo una acción mancomunada en el resguardo de la lactancia, así de la infancia y futuro de la sociedad para que se construya una en base a vínculos satisfactorios, placenteros y amables, para que en la sociedad del futuro prime el bienestar.