En Bío Bío hubo cambios importantes, aunque las 4 capitales provinciales mantuvieron alcaldes. Lo claro es que con estos niveles de apatía, nadie puede asegurar lo que ocurrirá en la presidencial.

F. Bañados/F. Parra /P.Veloso
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“Debemos escuchar este llamado de atención, porque tiene fundamento”. Con esta frase, la Presidenta Michelle Bachelet se hacía cargo del preocupante nivel de abstención manifestado en las urnas, cercano al 62% del padrón electoral nacional, pero también acusaba recibo de un voto de castigo hacia la Nueva Mayoría, que si bien no se notó en el porcentaje general de alcaldes y concejales electos, sí se materializó en la pérdida de comunas importantes para el conglomerado, partiendo por la más importante: Santiago Centro. 

Minutos antes había entregado un mensaje similar Ricardo Lagos, aunque con otro enfoque: jugando la carta del precandidato, su llamado estuvo centrado en escuchar, y su propuesta en corregir. Y de paso le tendió una mano al PPD, en el suelo después de la derrota de Carolina Tohá en ciudad capital.

Sebastián Piñera, por su parte, también podía sacar cuentas alegres, arriba del carro de la victoria con los triunfos de Matthei, Alessandri y Zahri.  

En BíoBío, se movió el tablero, y aunque, por ejemplo, las cuatro capitales provinciales de la Región, mantuvieron a sus alcaldes, hubo triunfos importantes, para uno y otro lado. 

La abstención fue importante, pero golpeó a todos los sectores por igual. Resulta claro que los que están votando son las personas con clara convicción y formación política. El voto masivo, popular, al parecer, en esta opinión se quedó en la casa. 

Lo claro es que con estos niveles de abstención, nadie puede asegurar lo que ocurrirá en la próxima elección presidencial.

En la Región del Bío Bío, que en varias elecciones presidenciales ha sido la que ha inclinado la balanza, el resultado global indica un 43% para la Nueva Mayoría y un 35% para Chile Vamos. 

La UDI recuperó gran parte del capital electoral que llegó a acumular en la década del ‘90 al 2000, a nivel nacional, lo que pone en un escenario complejo a sus socios de RN y sobre todo a Amplitud, que no tuvo buenos resultados en la Región ni en el país.

Pero en la Región, no se refleja el triunfo aplastante y simbólico que cosechó en el resto del país, pues si se observa a la provincia de Concepción, 8 comunas las ganó la Nueva Mayoría, 1 Chile Vamos y 3 independientes, de origen concertacionista.

En Concepción, no fue sorpresa el triunfo de Álvaro Ortiz, pero debe consignarse que Concepción fue una de las comunas con mayor abstención (cerca de un 72%) y que Ortiz bajó 9 puntos respecto a 2012. Y no es una buena noticia para el DC, que deberá trabajar con un concejo adverso, con 4 cartas del oficialismo, versus 6 de Chile Vamos. 

La Nueva Mayoría tuvo un derrota significativa en Talcahuano, pues perdió el municipio a manos de la UDI, como tantas veces lo intentó el gremialismo desde la época del fallecido Leocán Portus Goviden. Pero el Concejo Municipal no será proclive al alcalde Henry Campos, quien contará con sólo 2, de 10 concejales, a su favor.

A su vez, de las capitales provinciales, el pacto oficialista ganó Concepción  y Los Ángeles y Chile Vamos triunfó en Chillán. 

Ahora, un elemento a considerar, más allá de las cifras, es que la sensación de triunfo en escalada que esto genera el las diversas coaliciones políticas, pues ello es fundamental al momento de enfrentar una contienda presidencial que se avizora más competitiva que las dos últimas. 

¿Y ahora qué?

Para el abogado y asesor de Corbiobío, Andrés Cruz, resulta urgente revisar el sistema de elección automática y voto voluntario. “La calidad y la legitimidad de nuestros representantes  están poniendo en entredicho la institucionalidad, que carece de una base de representatitvidad que le permita ejecutar seriamente un programa político en cualquier comuna”. 

A su juicio, “estamos cosechando lo que sembramos, porque hay un problema profundo de falta de formación cívica. Todo ello unido a una clase política que ha cooptado el aparato público, y que ha incurrido en un cúmulo de errores, faltas e incluso delitos, y que ha llevado a esta apatía generalizada”.

Coincide Héctor Ruiz, director de planificación de Giroestratégico, quien sostiene que este nivel de abstención obliga al gobierno a abordar el problema de la participación ciudadana con medidas concretas.
Sin embargo, tiene una mirada distinta frente a  lo que debe hacerse. “Un camino es volver al voto obligatorio. Al margen de si sufragar es un derecho o un deber, no es sostenible que las autoridades se escojan con una representatividad ciudadana tan reducida”.

Sí coincide en abrirse al voto por Internet o i-voting. “Este sistema se empleó por primera vez en Estonia en 2005, aunque es poco probable que logre implementarse en 2017”, calcula.