La representante repasa la marcha del miércoles, indicando que es un llamado de atención a los resabios machistas que están presentes en la sociedad.
La representante repasa la marcha del miércoles, indicando que es un llamado de atención a los resabios machistas que están presentes en la sociedad.
Maximiliano Alarcón González
maximiliano.alarcon@diarioconcepcion.cl
Miles de personas se reunieron el miércoles en Concepción, tal como en Santiago, como en Buenos Aires, en otras ciudad de América Latina, mientras todo el mundo seguía atento la manifestación. Las calles se llenaron de personas que entienden que hay que detener la realidad de la violencia contra las mujeres, la que se ve cotidianamente, expresándose con el grito de una frase sexual en la vía pública, la violación y el asesinato, además de otras formas.
El Estado de Chile creó el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género. En nuestra región aún no se ha instituido, pero tal como hace años, funciona el Servicio Nacional de la Mujer. Su directora, Valentina Medel, cuenta que el objetivo del Ministerio es hablar "de tú a tú" con los otros ministerios, para que incluyan una perspectiva de género en sus políticas. De igual forma, Medel marchó el miércoles, asegurando que independiente del trabajo institucional, es una lucha que tiene que vivirse con las mujeres.
– ¿La multitudinaria marcha del miércoles cree que demuestra que se ha socializado mayormente el tema de la violencia contra las mujeres?
– La discriminación y violencia contra las mujeres no ha estado siempre tan bien tratado, tanto por los medios de comunicación como la ciudadanía, como en este momento. Eso es producto de un trabajo que se ha hecho en los últimos años, tanto por las organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres como por las organizaciones de la sociedad civil, en poder visibilizar este problema no como algo de la institución sino que algo de la sociedad en su conjunto. Lo del miércoles es la muestra de la indignación máxima que existe frente a la brutalidad del hecho de que las mujeres estemos muriendo, estemos siendo asesinadas por el sólo hecho de ser mujeres. La sociedad se está dando cuenta de esto y le pone nombre, el nombre de violencia de género. Esto es importante, porque si revisamos la historia todos los derechos de las mujeres los hemos conseguido en la calle.
– A diferencia de otras marchas, en la de ayer se puede ver marchando a la ciudadanía y al mismo tiempo al Gobierno. ¿El llamado de atención a quién se dirige?
– Este llamado de atención y la expresión que fue transversal a nivel latinoamericano es a la sensibilización, decirle a la sociedad que no podemos guardar un minuto de silencio más frente a la violencia contra las mujeres. Necesitamos una transformación cultural urgente que nos permita crecer en equidad, igualdad de condiciones y oportunidades. Este llamado de atención es para los resabios machistas que aún quedan en muchos varones, aquellos que cobardemente siguen agrediendo a las mujeres en las cuatro paredes de la casa para que no denuncien, chantajeándolas emocionalmente para que no se atrevan a sacar esta verdad de las cuatro paredes de la casa. El llamado de atención también es un homenaje a las mujeres que han muerto a manos de la violencia machista.
– Espontáneamente, durante estos días surgió una contracampaña frente al #NiUnaMenos. ¿Cuál cree es el daño que provoca el #NadieMenos frente a la realidad de la violencia contra las mujeres?
– Esta es la respuesta machista frente a la gran indignación que han generado los casos como el de Lucía en Mar del Plata, como también de Florencia en el sur de Chile, así también los casos de la Región del Bío Bío, como el de Yury Álvarez que fue asesinada con un martillo por su pareja, el de Magaly Carriel que fue degollada estando postrada. Hay una sensibilización distinta hoy, por ejemplo, en 2013 hubo un caso parecido al de Nabila Rifo, pero no tuvo la misma repercusión social que tienen los casos hoy. A diferencia de esto, el nivel de violencia siempre ha sido brutal. El #NadieMenos es una resistencia machista frente a que la sociedad está tomando más consciencia de que esta violencia no es neutra, es dirigida hacia las mujeres. El daño es al avance para construir equidad.
– ¿Tomarán participación en el caso de la comunera que fue obligada a dar a luz estando engrillada?
– Estuvimos presentes, nos enteramos porque fue de connotación pública, recabamos los antecedentes necesarios y la ministra hizo coordinaciones con Gendarmería, porque la duda que nos planteamos es respecto de las garantías que hay en los protocolos respecto de los traslados de mujeres imputadas a centros de salud, particularmente cuando están en labores de parto, que están mucho más vulnerables. La ministra le solicitó a Gendarmería una mesa de trabajo para revisar los protocolos y si no hay nada explícito, establecer estas coordinaciones con perspectiva de género.
Por otro lado yo visité a Lorenza, estuve con ella. En vista de que la representación legal la tiene el Indh, y en ese caso es la institución que hace las vocerías, nosotras vamos a establecer otras coordinaciones con Lorenza, las que nos va a comunicar en su momento, pero nos pusimos a disposición de ella para lo que requiera, en el punto de vista social sobre todo. Vamos a estar muy atentas al resultado de la investigación de Gendarmería.
– Uno de los roles del Ministerio de la Mujer y el Sernam tiene que ver con brindar protección, pero en el ámbito político ¿qué buscan instaurar para que la política avance en dejar prácticas machistas?
– La agenda que la Presidenta ha implementado no es imparcial frente a los temas de género, tenemos demandas históricas de las mujeres que apuntan a solucionar los problemas de desigualdad y discriminación. El que en la reforma al sistema binominal se haya establecido un criterio de paridad, que permite que en cuatro elecciones ninguna de los dos sexos supere el 60% de la lista ni tenga menos del 40%, nos permitirá que más mujeres sean candidatas. Esto rompe con el sesgo machista que dice que el liderazgo es un liderazgo masculino, de un hombre blanco que golpea la mesa.