Dos platos en uno, buena atención y buenas vistas. Un recomendado para Concepción.
Hacer 100 risottos al día y que estén en el punto correcto es todo un reto. Más aún en un restaurant que no es caro para lo que ofrece, que tiene una carta no eterna, pero sí larga, y que tiene un horario de atención eterno. Mise en place todo el día.
Nosotros fuimos a un almuerzo tardío, literalmente bajándonos del avión, con mucha hambre y con ganas de disfrutar la espléndida terraza del local. Y lo logramos. De hecho, fuimos cuando estaba a cargo el sous chef, quien con toda seguridad cumplió con los platos que nos presentó. Lo único que nos llamó la atención fue que cada plato tenía, en realidad, dos platos en uno.
Para comer pedimos un risotto que se hizo de manera correcta, sin esa crema que en muchos restaurantes se esmeran en aplicarle, y con harto sabor. Por algún motivo, sobre él llevaba un gran trozo de salmón. Dos platos en uno que se explican sólo por esa necesidad que tenemos de comer platos abundantes. Es lo que funciona en nuestra zona, pero no lo correcto.
El otro plato fue una plateada con gnocchi, donde se repitió la historia: los dos platos estaban en su punto y con consistencias más que aceptables, pero aún así eran dos platos distintos, en una misma presentación, lo que llama la atención y nos dejó mucho tiempo más en el restaurante, disfrutando su grandiosa vista
Al fin, el restaurant lo vale, no sólo por la atención y por la vista, sino que también por una muy buena cocina.
Recomendado.
O’Higgins 241, Concepción.