
Más pareja fue la situación en España. No obstante, el voto ultraderechista no superó el 15% entre los jóvenes, al tiempo que más de un 45% se inclinó por partidos de izquierda.
Europa empieza a acostumbrarse a convivir con la extrema derecha y lo que viene de la mano: nacionalistas, populistas, autoritarios, conservadores, xenófobos, homófobos… En Sudamérica, el rechazo a la izquierda bolivariana y a la centroizquierda, a la corrupción y a la inseguridad, empuja a jugar con fuego. Allá y acá, la democracia liberal arriesga su supervivencia.