
Convivir con un animal tiene diversos beneficios a lo largo de todo el ciclo vital y en la infancia su cuidado fortalece varias habilidades. Pero, no es un objeto, es un ser vivo con necesidades que se deben satisfacer toda su vida y la responsabilidad de su crianza es un compromiso que no puede recaer sólo en un niño y debe compartirse por el núcleo.