
El Estado de Chile debe propender a la protección del medio ambiente, sin desconocer los derechos territoriales de los pueblos indígenas.
Es necesario reconocer que todas las medidas, por duras que sean, han transformado el escenario de la interacción del hombre y el ambiente, ha pasado la hora de la absoluta irresponsabilidad, de la acción invasiva y depredadora.