
Los bots y la posverdad generan una alianza que hacen de la desconfianza en todo y en todos la única certeza. La fragmentación llega a tal punto que lo único evidente se construye a partir de un individualismo exagerado.
El problema es que, en estos días, los medios no parecer estar ajenos a la crisis de credibilidad que ha afectado a tantas instituciones. Y sería un error que no aprovecháramos estos días bullentes para analizar nuestro quehacer con espíritu crítico.
En tiempos de la posverdad la lectura se reduce a una credulidad fácil que se alimenta de lo que confirma a un “yo”, pero desconfía de las fuentes tradicionales.