
Se sabe que, con suerte, las personas que van a los estadios con otras intenciones alcanzan un 1%. ¿Es justo que el otro 99% no pueda, por ejemplo, ir a ver jugar a su equipo de visitante, acudir con la familia por miedo a alguna agresión?
A ocho años de su creación, aún genera debate. A nivel local, representantes de los clubes se dividen entre evaluarlo positiva y negativamente. Además, algunos señalan no hay criterio para establecer normativas en relación a los equipos con barras “bravas”, y que el sistema no ha sido capaz de terminar con estos grupos. Gobernador de Concepción y el jefe del Departamento Estadio Seguro defienden el proyecto, asegurando que sí ha cumplido sus objetivos, y que las instituciones tienen la exclusiva responsabilidad de lo que ocurre al interior de un recinto.