
Un craso error pues -la experiencia lo demuestra- el Estado y la sociedad chilena volverán a tropezar con ésta, más temprano que tarde.
La cooperación internacional y de las instituciones multilaterales serán decisivas para lograr una recuperación inclusiva, equitativa, en una economía que refuerce las protecciones sociales y apoye a las empresas sostenibles.
El próximo 11 de abril nos encontraremos con la posibilidad de votar por mujeres y hombres que entiendan que el mundo del trabajo debe resolver sus deudas históricas para cimentar las bases de la paz social.
El valor del trabajo no puede ser entregado al mercado. De ser así, tendríamos que asumir que es justo que un especulador financiero reciba un ingreso cien o más veces mayor que un profesor de una escuela pública porque el mercado así lo ha establecido.
La OIT recomienda articular soluciones a partir del diálogo social, puesto que de esa forma será posible establecer un nuevo sistema de protección a trabajadores, hogares y empresas con activación automática ante crisis económicas.