
La mala alimentación y sedentarismo son grandes responsables del aumento de una condición que no tiene cura y puede generar complejas comorbilidades que se asocian a discapacidad y muerte prematura, pero que se puede prevenir o controlar con estilos sanos.
Los métodos tradicionales sólo miden parámetros físico-químicos y contenidos de sustancias tóxicas, pero no el efecto toxicológico sobre las especies. Y ese enfoque tiene este trabajo, financiado por un proyecto FIC-R, que pretende mejorar las capacidades locales en esta materia.
Este 17 de mayo se conmemoró el día mundial para sensibilizar sobre esta patología que tiene a las dietas altas en sodio como factor de riesgo y reducir su consumo como pilar de la terapia. La ciencia revela que el éxito de la privación depende del fenotipo de la persona.