
El programa Incubadora Corredor Biobío buscó en su primera etapa el fortalecimiento de la gestión cultural, contemplando las particularidades propias de los ambientes culturales de cada comuna, focalizada y asumiendo a esta red como espacios de cooperación y colaboración en pos del ejercicio pleno de los derechos de una ciudadanía y la diversidad cultural.
Un rol que si bien hace años no existía como tal y se hacía como algo instintivo, ahora es una profesión clave en el ambiente cultural. Una figura a veces invisible, pero que tiene una función clave detrás de alguna idea o proyecto artístico, ya sea público o privado.