
Más que educarnos para emprender, debemos aprender sobre la perseverancia y, desde la academia, reforzar las capacidades de nuestros estudiantes y futuros profesionales.
Una crisis brinda la posibilidad vital de repensar y repensarnos por completo; de vernos una vez más y de asumir la posibilidad de transformarnos y de transformar. Pero ello conlleva, por cierto, reconocer lo que somos y hemos sido.