
Desde el calor y exposición solar típicos del verano hasta graves patologías neurológicas, pasando por estrés y alimentación, pueden ser causas de este síntoma común.
Exposición al Sol, calor y largas esperas pueden gatillar quemaduras, deshidratación, hipoglicemia y descompensaciones, que pueden tener distinta gravedad según la condición individual. La protección de los rayos UV, hidratación constante y comer bien son clave para minimizar probabilidad de presentación.