
Un nuevo Chile comienza en este 2022. Lejos de ser una hipérbole narrativa, es una certeza que está anclada en la reconfiguración del tablero político-administrativo nacional.
La lógica indicaría que un programa que logró movilizar a miles de jóvenes a las urnas y alzar con ello, al presidente más votado desde el retorno de la democracia, debiera apuntar también hacia la renovación de los liderazgos locales.