
¿Mejores? ¿Peores? Más allá de la promesa de campaña, de ideologismos, pesimismos y desencantos, está claro que las cosas no van saliendo como se planearon. O se esperó. Que los empleos de calidad, con buenos salarios, van a demorar. Que el boom de inversiones también. Que las clasificadoras del mundo nos miran con ceño medio fruncido. Que los mercados, como dijo el presidente del Consejo Minero, quieren saber qué tan fiables somos. Y que, una vez más, el cobre es barra salvadora. ¿No será pedirle mucho?