
Esta mayor conciencia pública de la importancia de los archivos no solo abre mayores posibilidades de investigación para expertos y académicos, sino también promueven el conocimiento, custodian y preservan nuestra memoria, difunden nuestro patrimonio histórico facilitando el acceso de los ciudadanos a su propia historia.
Hasta ahora, ni las leyes de probidad se la pueden con la tríada: partidos, operadores y padrinos, tres actores clave en la captura del Estado.