De la mano del nadador Alberto Abarza, la delegación nacional tuvo una brillante actuación en Tokio. Con seis medallas, fue el mejor desempeño de la historia, y aunque no se quiera es inevitable la comparación con el deporte convencional, que sumó otros Juegos sin preseas. Más allá de esto, desde el ámbito paralímpico se prefiere poner el foco en sumar más ayuda y que estos resultados motiven a más niños a pensar en practicar alguna disciplina.

La medalla del deportista, que sufre de una enfermedad sin cura y que le resta capacidad física, hace que el país dirija su mirada hacia las capacidades de una persona, y no a su discapacidad.

Alberto Abarza ganó los 100 metros espalda S2 de natación, con un tiempo de 2"00"40. Así, se suma a Cristián Valenzuela, quien logró una presea dorada en Londres 2012.