
El aporte estatal tiene por objeto ayudar a subsanar los gastos propios de la temporada.
La deuda es por partida doble. Por más de una década, como perro persiguiendo su cola, autoridades, políticos y economistas se dan vueltas sobre lo evidente y urgente: mejorar las pensiones. Se plantean reformas y se involucra cada vez más financiamiento estatal, pero los jubilados siguen recibiendo cheques de miseria. En paralelo, la deuda previsional continúa como flecha al cielo, alcanzando ya los US\$6.328 millones. ¿Qué destino tendrá la reforma enviada por el Gobierno, que impone fuerte gasto fiscal y un horizonte de 40 años para pensiones 40% más altas?