
De qué manera las empresas e instituciones se pueden instalar en las regiones según su perfil e identidad, con el propósito de revertir la sistemática migración de las oficinas centrales a la capital, aún las de aquellas empresas que nacieron y se desarrollaron regionalmente.
En el fondo, la realidad no ha cambiado, apenas el discurso, con más promesas, así, sigue habiendo una capital y muchas regiones y entre ésta y aquellas una diferencia abismante.
En el escenario de la descentralización, este resultado es elocuente, los jóvenes, los futuros administradores de nuestro país, han descubierto que las regiones tienen lo que hace falta, que el prestigio de las instituciones es un indicador confiable.