Las declaraciones del Papa Francisco sobre Juan Barros fueron decisivas para que, días más tarde, el propio Santo Padre decidiera intervenir de manera completa a la iglesia chilena, la que actualmente tiene a 19 obispos renunciados y a uno confirmado, Fernando Chomali.
Otros dos religiosos fueron separados de la instancia junto con el arzobispo chileno.
Laicos de Concepción valoraron la decisión que deja fuera de todo a “un diablo con sotana”. Desde Roma, dicen que Francisco hizo uso de esta potestad suprema en plena conciencia.
La renuncia presentada en mayo por los obispos nacionales aún genera efectos y el viernes pasado fue prueba de ello. Mientras en San Felipe y Chillán asumían administradores apostólicos, en el Vaticano, Fernando Chomali era recibido y ratificado en su cargo por el mismo Papa Francisco.