
El exitoso proyecto documental, que en el país se puede ver por Netflix, vuelve a poner en el centro del debate al mítico jugador y una faceta que, para muchos, es nueva: la del tirano, demasiado exigente con sus compañeros.
Es ecuatoriano y lleva poco más de dos años en Chile, aunque en un principio venía por un par de meses. Cuenta que no extraña mucho - salvo el clima- y que su nombre no se debe al legendario jugador de básquetbol. Aun así, cada vez que lo dice “me piden el carné, porque no me creen”, asegura.