
Destaca como un buen ejemplo local la empresa penquista Xiriox, que trabaja en robótica y soluciones tecnológicas creando sus propios prototipos y herramientas.
A la fecha, se estima que sólo el 1% de los puestos de trabajo son intensivos en las nuevas tecnologías. Se espera que al 2030 alrededor del 30% de las ocupaciones serán del ámbito de las tecnologías 4.0.
Con la tecnología desaparecen puestos de trabajo, pero, al mismo tiempo, se abren nuevas oportunidades laborales, aunque con otros estándares, un desafío que no se ha aquilatado suficientemente; la calidad y competencias de nuestro capital humano.
Al 2022, desaparecerán 75 millones de empleos y se crearán 133 millones, según el Foro de Davos. Nuevas habilidades serán indispensables en el mercado laboral.
Tímidamente comienza a mencionarse el fenómeno en las comisiones de Trabajo del Congreso, no obstante, aún está lejos de imponerse como relevante en la política y la opinión pública.
Los desafíos son lograr un estándar de niveles mínimos para las empresas. La proyección: que esta tecnología avance dos a tres veces el crecimiento del país.