Esperamos que nuestras autoridades vean la posibilidad de que esta enfermedad sea reconocida en el GES y que, como país, nos hagamos cargo de miles de familias que sufren en silencio producto de enfermedades que, aunque más desconocidas y menos masivas, pueden afectar gravemente a nuestros niños y su desarrollo.
Hoy más que nunca, debemos procurar que, ante el cáncer de mama, la batalla no solo sea sobrevivir, sino además hacerlo con dignidad.
Proteger el bienestar de los menores debe ser una prioridad que prevalezca sobre cualquier estrategia comercial.