Es esencial cambiar la institucionalidad del agua, pasar a una gobernanza hídrica dejando atrás la seguridad hídrica que plantea el Estado y sus organismos.
Sin ánimo de ser portador de las soluciones al efecto, estimo que un primer paso para afrontar la cuestión de padres deudores pasa por abandonar socialmente la tradicional concepción de que tales incumplimientos alguna justificación tendrán.
Desde Europa nos hacen una nueva y sana advertencia: si queremos seguir siendo sus proveedores alimentarios, tendremos que en algún momento cercano cumplir con los mismos parámetros por ellos impuestos.