Mientras la discapacidad siga siendo un tema secundario y no sea considerado en el debate público, es muy difícil pensar en un país inclusivo, donde todas las personas, independiente de sus capacidades, puedan desarrollarse plenamente sin barreras del entorno.
A cada minuto acopiamos en nuestros sistemas informáticos un cúmulo de datos que nos permiten seguir entregando un mucho mejor servicio para el país.
La historia de Ámbar es una evidencia más de la ineficacia de muestro sistema de protección a la infancia.