Realmente resulta incomprensible esta disminución de fondos para algo tan central como la garantía del derecho a la educación de los niños, niñas y jóvenes más vulnerables de Chile.
Hacerse cargo de la pobreza rural no implica postergar la urbana. Tampoco convertir todo potencial impacto en números.
Necesariamente, el sector forestal debe volcarse hacia los territorios, a sus habitantes y potenciales trabajadores; hacia los contratistas, pequeños y medianos empresarios locales, incentivar el consumo de insumos y servicios, apuntando sus esfuerzos de desarrollo y apoyo hacia las comunidades, sectores rurales o pueblos.
Hoy una calle principal del Barrio Nonguén conmemora a esta antigua institución, creada en el siglo XIX que generó los técnicos que tuvieron a su cargo el campo chileno.