La conectividad de la ciudad e interurbana se encuentra saturada, aumentar frecuencias o números de pequeños buses no es la solución, es otra vuelta de tuerca al mismo problema, aún con buses color turquesa.
El voto obligatorio no es la solución, se podría obligar a regañadientes a la ciudadanía para que vote nulo o blanco, interesa en cambio educar a las personas para vivir en una comunidad democrática, interesa prestigiar el servicio público, hacerlo merecedor de confianza y, por otra parte, hacer de la emisión del voto un acto de poca complejidad.
Fuera de las elecciones, la abstención, las marchas contra las AFP, no hay duda que otro gran tema consiguió hacerse espacio en la atiborrada agenda pública, ciudadana y de los medios de comunicación: la campaña #NiUnaMenos, una respuesta colectiva ante el estupor que ha producido el sistemático aumento de casos de femicidio en Chile, cada cual más horroroso que el anterior.
Las cifras son aterradoras. Según últimas estadísticas del Ministerio Público, setenta mujeres fueron asesinadas en un contexto doméstico y las denuncias por violencia contra la mujer, transcurridos nueve meses de este año, superan las 40.000.