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El cuidado de los bienes públicos y privados puede estar relegado en el orden de prioridades, por el temor a la incorrección política, ya que es mucho más fácil y popular dejar que cada uno haga lo que le plazca.
En las llamadas ciencias de la salud, siempre ha habido un lugar para bebedizos, tizanas, colirios e infusiones, de contenido simplón y casi lógico, como agüita de menta o apio, u otros preparados un tanto más misteriosos, como agua de las carmelitas o de variada y ricamente insinuante denominación, en la cual reposa, no pocas veces, una parte considerable de su prestigio y eficacia.
Detrás de este logro está una fuerte inversión sustentada por ventas de sus productos con tecnología añadida, claramente competitivos, resultado de una cuidadosa planificación empresarial de su gerencia y las competencias de sus actuales trabajadores.
Cuidar un espacio de tanto potencial no es ciertamente la responsabilidad de un solo actor, pero es el municipio el que tiene que trazar las coordenadas y supervisar que cada parte cumpla su parte de la tarea, que de la partida debe estar suficientemente descrita, sin espacio para desprolijidades.