El dato más duro, sin embargo, es que el robo con violencia o intimidación, ha aumentado en un 37,2% en comparación a 2013 y que la victimización, desagregada por grupos socioeconómicos, aumentó en los sectores más vulnerables de la población.
La explicación de estos cambios puede encontrarse en la mayor escolaridad del trabajador chileno, pero también por el tipo de trabajo disponible, la mano de obra no calificada de más fácil reemplazo por máquinas.