Dada la preocupación que existe, el llamado a la ciudadanía es que tome precauciones al llegar a ese espacio, donde no existe seguridad para disfrutar del agua y tampoco consuma alimentos procesados que no tienen los permisos para su distribución.
Volvemos a ver otra vez ese paradigma que se posiciona cada vez con más fuerza: el de la mujer siendo protagonista en cualquier espacio de nuestra sociedad.
Al final de cuentas, la percepción que queda es que, una vez más, son las figuras de la zona metropolitana las únicas con las capacidades y currículum suficiente para decidir por sobre todo el resto del país y sus instituciones.
Paradójicamente todo esto transita en un buen momento donde ya no se conocen disputas públicas a nivel político, o incluso particular, sobre la vigencia o no de estas determinaciones.
Es necesario aceptar los errores del pasado y hacerlo por medio de la empatía, frente a las víctimas de un régimen que pasó llevar el alma de muchos.