Lo ideal es que este tipo de “ojo hablante”, con un aire lejano al Gran Hermano de George Orwell, no debiera existir. Sin embargo, el centro de la ciudad penquista amerita seguridad.
Sin dudas, poder llevar a cabo prestaciones que desde hace tiempo se encuentran suspendidas es un tremendo desafío humano y logístico para el sistema de salud local.
Algo que se puede ver desde el más estricto sentido productivo, pero además desde la mirada más humanitaria. Esa que entiende y se refiere a la conexión entre las personas y sus animales.