Se hace necesario buscar mecanismos e incentivos para que buenos profesores estén dispuestos a impartir clases en establecimientos con mayor vulnerabilidad.
La situación de escándalo público, la pública indignación habla bien de Chile, indica que las malas prácticas y la corrupción no tienen un lugar tácitamente aceptado, que no es de esa manera como rutinariamente se comporta nuestra clase dirigente.
Está más que claro que es fundamental insistir en los programas de educación financiera para todo el país y, principalmente, desde los primeros años escolares.