El primer mundo dispone de trenes de alta velocidad que acercan las personas a sus destinos, se alivia la sobrecarga de carreteras y se protege el ambiente. Para nuestro país es este un desarrollo pendiente, la unión de las grandes ciudades y de éstas con pueblos cercanos.
Persiste la inequidad chilena y la lentitud de la movilización socioeconómica, casi un 20 por ciento de personas con mayores recursos concentran más del 70% de la riqueza del país, con una clase media crecida en número, aspiracional y frágil.
El nivel de desarrollo de la sociedad chilena demanda nuevas exigencias mínimas, así se espera un importante mejoramiento de las viviendas, no sólo un aumento del metraje habitable, sino también una mayor preocupación por la calidad.
El desempleo juvenil, en los últimos ocho años, se ha mantenido por sobre el 17%, mientras la tasa de desempleo nacional baja de 9% a 7%, es decir, los jóvenes desocupados más que duplican al resto de la población desempleada.
Si bien es cierto muchas habilidades humanas están siendo reemplazadas por máquinas robóticas, se abre un nuevo nicho para los recursos humanos, ya que las personas aún tienen una ventaja competitiva sobre la tecnología: la habilidad de entender a otras personas.
La autonomía progresiva es un argumento para defender la independencia de los niños para decidir sobre aspectos fundamentales de sus vidas, aun en contra de la opinión de sus padres, un delicado asunto que debe tomar en consideración evidencias de la neurociencia.