Lo que ha ocurrido en la ciudad porteña es solo una muestra de un país que pretende ingresar al primer mundo según el perfil de sus territorios más favorecidos, que no aprecia la existencia de vulnerabilidades con las cuales convive un número muy importante de chilenos.
Las cifras positivas son reales, pero la delincuencia muestra otras facetas preocupantes. Si bien es cierto, los datos del gobierno muestran bajas, estas todavía están por encima de las de hace algunos años.
Entre los principales resultados regionales está la alta prevalencia de ingesta de alcohol, que llega al 67,4%, mientras que el uso de marihuana llega a un 49,5%. Con porcentajes menores, se registró un alto consumo de hachís, cocaína, analgésicos y tranquilizantes sin receta médica.
La descentralización es una utopía si no preexisten fuerzas regionales bien organizadas, conscientes y gravitantes, resueltas a poner en acción la capacidad de influir en las decisiones nacionales.
Los resultados inmediatos no solo son alentadores, sino que además permiten vislumbrar la conformación de una sociedad mejor, efectivamente, en las escuelas y jardines con presencia extranjera se ha observado una notoria mejora de la convivencia escolar.
Persisten y se agudizan los numerosos problemas y riesgos propios del funcionamiento de estos negocios altamente rentables, ya que no tienen una reglamentación especial, no se sabe cuánto dinero una persona juega en ellos o cuánto dinero mueven.