La iniciativa permitirá desarrollar vocaciones y singularidades propias de cada territorio, una meta alcanzable al contar con investigación científica de excelencia, cuerpos académicos e innovadores tecnológicos y de sectores productivos en las regiones de Chile.
El factor menos visible, y tal vez el más relevante, es la actitud de las comunidades, particularmente quienes viven en la cercanía de los bosques y plantaciones. Hay grandes tareas de las empresas, pero también pequeñas tareas personales que pueden evitar la ocurrencia de focos de incendio.
Otro indicador más optimista, aunque puede no representar a la totalidad del país, muestra, en la zona metropolitana, la existencia de 152.662 jóvenes entre 15 y 29 años que mientras estudian, dedican parte de su tiempo a conseguir ingresos complementarios.
No es una situación alentadora, salvo el hecho que ahora es posible esperar que nadie esté por encima de la ley, que las irregularidades y las malas prácticas están siendo cada vez más difíciles de ocultar, que nadie está libre de ser sorprendido y sancionado.
Las buenas noticias provienen del Municipio penquista, se informa de la intención de transformar un sector ambientalmente descuidado, en un nuevo lugar de encuentro para el Gran Concepción.
Se está ante un desafío, pero sobre todo ante una oportunidad de hacer las cosas bien, con respeto al pasado y también con proyección de futuro. La clave está en desarrollar una propuesta participativa, pero pensando en el Concepción de 30 y hasta 50 años más.