Debido a las medidas restrictivas y de confinamiento frente a la Covid-19, la cultura del reciclaje quedó en un segundo plano. Pero es necesario insistir en prácticas más ecológicas.
Las pandemias tienen dos tipos de final, dicen los especialistas: el médico, cuando caen las tasas de incidencia y muerte, y un final social, cuando se desploma el miedo a contagiarse.
Una deflación traería buenas noticias para muchos. Pero también un deterioro del aparato productivo en sectores que no logren hacer frente a las disminuciones de precios.
Estar confinado con todos los recursos necesarios para una familia es muy distinto al hacinamiento en viviendas que no tienen más que el refrigerador vacío. Eso hace toda la diferencia.
El término indica un enfoque en que cada individuo y la sociedad en su conjunto asumen la responsabilidad de utilizar sus recursos para mejorar la salud y calidad de vida.
No todos podemos hablar en detalle y con bases sólidas al momento de referirnos a una enfermedad, sin embargo, ello no implica actuar de forma irresponsable.