Tras más de cuatro meses de Covid-19 en Chile, algunos análisis afirman que la pandemia podría haberse evitado. Es la creencia de que los eventos pasados pueden ofrecernos una idea sobre el futuro.
La ciudadanía parece haber encontrado una manera de hacer sentir su voz ante hechos que carecen de toda lógica de justicia.
Ahora que el asunto ya no es un proyecto, sino una posibilidad real para millones de personas, los especialistas ajustaron sus proyecciones y comienza a ganar espacio una narrativa menos catastrófica.
Incrementar la capacidad de diagnóstico en los sectores y comunidades más vulnerables entregará un mapa más preciso del avance de la pandemia.
Puede y debe haber diferencias de opinión. Pero las amenazas no le hacen bien a la sana convivencia, al avance de las políticas públicas y a la democracia. La coerción retórica tampoco.
En estos tiempos de crisis sanitaria con efectos económicos, era más que necesario establecer mecanismos que protejan a los consumidores frente a abusos del mercado.