Hay una evidente mejora en la percepción de la economía. Las teorías apocalípticas no se cumplieron. Pero en materia de Covid-19, todavía no hay razones para sesgos demasiado optimistas.
A través de un esfuerzo internacional sin precedentes, es posible que el mundo tenga una solución efectiva en una fracción del tiempo que suele tomar el desarrollo de una vacuna.
El Comercio tradicional debe subirse al carro de las innovaciones. De lo contrario, seguiremos viendo las cortinas que bajan en forma definitiva.
Es posible, para un país con menos recursos, contactos y peso político, fabricar mascarillas o protectores faciales. Producir una vacuna, sin embargo, es otra historia.
Los contenidos engañosos confunden, inducen al error y se propagan en forma exponencial. La regla para vacunarse contra la información falsa sigue siendo la misma: revisar quién es el transmisor e identificar la fuente original de la información.