Las vacunas universalmente distribuidas protegen a todas y todos. Incluso a quienes todavía persisten en el error de creer que la vacuna para Covid-19 no produce efectos positivos.
Saltarse la fila del pan, para algunos, es una práctica tan corriente que no amerita juicios ni éticos ni morales. La correlación con la pandemia es inevitable: acaparar las vacunas es una tentación que se ha dado entre países, y también al interior de las naciones.
Se hace necesario que se impulsen proyectos de ley que entreguen más responsabilidades a emisores de los instrumentos financieros, y para evitar que empresas utilicen información privilegiada con el fin de obtener beneficios económicos.
El desarrollo de vacunas contra la Covid-19 fue considerado como el avance científico de 2020. Es probable que el gran reto para 2021 sea la distribución equitativa para cerca de 2.000 millones de personas.
El control de la pandemia es un asunto país, dado que condiciona los ámbitos económicos, sociales, políticos y sanitarios. Vencer al coronavirus debe ser una de las prioridades.
La pandemia no está bajo control, no es posible cantar victoria, pero no hay ninguna duda de que hay grandes logros que han sido posibles a través de la cooperación de distintos actores.