El último filme de Jean-Luc Godard es divisivo, como de costumbre. Pero es un trabajo importante y novedoso, y uno de los estrenos del año cuya breve ventana de exhibición no disminuye su impacto.
Disney∙Pixar logran lo imposible y nos entregan una nueva y maravillosa entrega de la franquicia de los juguetes. Posee animación bella, personajes entrañables y una historia más introspectiva que la anterior, al menos. Es un espléndido colofón para una saga generacional.
La más reciente entrega en la saga de los mutantes de Marvel es una decepción. La ejecución es rutinaria, es plana en su desarrollo y no termina en una conclusión intensa o categórica. Es una oportunidad desperdiciada, pero Sophie Turner y James McAvoy actúan bien.
Estrenada en Chile bajo el título La viuda, este thriller psicológico no tiene vergüenza de sus excesos narrativos y es inverosímil; el excéntrico director Neil Jordan prefiere entregarnos entretención pura, retorcida, y sostenida por actuaciones sólidas.
La nueva biografía de un icono del rock, centrada esta vez en Elton John, está dirigida por Dexter Fletcher, quien ya se hizo cargo del taquillazo Bohemian Rhapsody. Pero ésta es mejor, un poco más osada y bastante más honesta.
Guy Ritchie asume su proyecto más importante esta década con el remake en imagen real de Aladdín, el clásico animado de Disney. El resultado es irregular y predecible, pero los ratos mágicos compensan bastante los baches en el camino.