El exministro de Desarrollo Social, de visita en Concepción y como parte de instancia creada por el actual Gobierno, se refirió a cómo va el proceso en busca de una solución para el conflicto en la Macrozona Sur.
En su visita a la Región del Biobío, y luego de sesionar en La Araucanía, la Comisión por la Paz y el Entendimiento efectuó diversas audiencias con diferentes representantes de la sociedad, con el fin de recopilar y entender experiencias que lleven a puerto su mandato presidencial: proponer soluciones para el conflicto histórico entre el Pueblo Mapuche y el Estado de Chile.
Es así que, y en conversación con Diario Concepción, el copresidente de la Comisión, Alfredo Moreno -exministro de Relaciones Exteriores de Chile (en el primer Gobierno de Sebastián Piñera), exministro de Desarrollo Social y de Obras Públicas (en el segundo Gobierno de Sebastián Piñera)- comentó cómo se va desarrollando la misión principal de la instancia presidencial, cuáles son los ejemplos que se toman como antecedente de otros países, lo que ha significado el Estado de Excepción y las diversas motivaciones que tienen los ocho comisionados Para la Paz.
Claro y certero, Moreno señaló que “tenemos que encontrar una solución que permita resolver el problema para todos”, agregando que el trabajo no debe ser entre cuatro paredes, “como ratón de biblioteca”, debe ser en el territorio, con la mayor cantidad de personas que quiera participar en pos de la paz.
Por lo mismo, y aunque si bien aún no hay fecha clara, a principios de enero la Comisión Para la Paz y el Entendimiento llegaría hasta la región de Los Ríos o Los Lagos, y, dependiendo cual, a fines de enero se desplazaría a la siguiente y última en su mandato de trabajo.
– ¿Cuál es el balance que tiene del trabajo de la Comisión en comparación con instancias anteriores, de otros Gobiernos, que trabajaron en base al mismo desafío?
Bueno, con todos los esfuerzos que usted menciona, compartimos el mismo espíritu de poder resolver este conflicto que ya lleva tantos años y que ha sido muy doloroso, pero creo que esta iniciativa tiene una particularidad muy especial, que es que, por primera vez, nos hemos puesto de acuerdo, tanto el gobierno que existe hoy, como la totalidad de los partidos políticos, desde el Partido Comunista hasta el Partido Republicano, en realizar este esfuerzo.
Y nosotros hemos comprobado, a lo largo de la historia, que estos esfuerzos terminan siendo imposibles de llevar a la práctica cuando entran en la pelea política, (…) cuando lo que dice el Gobierno es rechazado por la oposición y viceversa, cuando las ideas son buenas porque son mías pero son malas y provienen del otro. Aquí hay 8 comisionados que provienen de todos los sectores políticos, también la mitad de ellos son mapuche y la mitad son no mapuche, (…) personas de buena voluntad que han querido poner un esfuerzo muy grande durante tantos meses en tratar de encontrar una solución.
Así que eso es lo que pienso yo, que es lo que hace que esto tenga una característica distinta y una posibilidad de éxito también distinta. Esto sin dejar de lado que obviamente estos conflictos son muy difíciles, estos particulares conflictos históricos son muy difíciles. Esto ha pasado en muchos países y hay algunos casos de éxito que han cambiado la realidad completamente, pero tampoco son muchos.
Lo segundo, esto no lo va a resolver esta Comisión. Lo que nos han pedido, y lo que dice el decreto de formación, es que propongamos soluciones y caminos que sean previamente dialogados con las comunidades mapuches, con los agricultores, con las forestales, con los distintos sectores políticos, en fin, con todos, de manera tal de que tengamos algo donde haya terreno común. (…) O sea, tenemos que encontrar una solución que permita resolver el problema para todos; eso no quiere decir que todos obtengan todo, sino que, al contrario, la idea es que todos estén mejor y todos van a tener que ceder en muchas cosas.
– Respecto a casos similares en distintos países, ¿Cuánto se puede rescatar o es viable implementar, por ejemplo, del caso de Nueva Zelanda?
Bueno, estamos mirando todos los ejemplos de lo que sucede afuera. Hay más de 300 casos después de la Segunda Guerra Mundial de conflictos que tienen alguna similitud, no siendo todos de temas indígenas, pero sí donde está involucrado la nacionalidad, la etnia, y que son conflictos que tienen larga data. Y hay algunos casos exitosos, sin duda, Nueva Zelanda es uno de ellos, Guatemala es otro también. Hay algunos casos exitosos y hay varios que son exitosos sin ser lo 100% exitosos.
– ¿Qué se puede rescatar de ellos?
Bueno, aquí entro en opiniones personales. Yo pienso que hay muchas cosas que podemos rescatar de otros lugares, tanto respecto del proceso, o sea, de cómo se puede llegar a una solución, como respecto de cuál es la solución final. No quiero ahondar en eso porque significaría algo que después tengo que acordar con todo el resto de los miembros de la Comisión, y nosotros lo hemos acordado que cualquier cosa que propongamos va a ser con unanimidad.
Lo primero es que esto hay que hacerlo con los involucrados. Esto no puede ser un estudio de un ratón de biblioteca diciendo ‘oye, cuál es la cosa exitosa en otra parte’. No. Esto tiene que salir de las personas. Esto es un acuerdo. Esto es algo que requiere el trabajo con las personas.
(…) Y esto es solo el comienzo. Vamos a crear todo tipo de métodos de participación y de encuentro con la gente para que todos puedan dar su idea y también se puedan enfrentar a las ideas de otros.
Segundo, creo que hay que tener mucho cuidado con los representantes, esto es una cosa que ha sido bastante usual en procesos en otros países, donde las personas, cuando llega el momento de tomar decisiones, de llegar a acuerdos que significan retroceder en algo que uno está pidiendo, después la gente dice ‘bueno, pero es que no me representaba’. (…)Entonces, es importante que se vaya viendo bien quién representa a quiénes y que las personas y las comunidades que están detrás de ellos realmente digan, ‘sí, su palabra me representa’.
Claro, como usted dice, la orientación es que, si bien se toman ejemplos de otros países, la situación en Chile se resuelve en la práctica, con la experiencia propia de quienes viven en este territorio… Claro, cada caso es diferente. Aquí tenemos una cultura, tenemos una historia, tenemos deseos de las personas, tenemos una historia que, bueno, tiene muchos dolores y hay que acomodar esos dolores, pero, insisto, si uno mira los casos, hay lecciones que aprender, que después hay que ver cómo las podemos traer a la realidad nuestra, pero, insisto, esto es algo que tenemos que hacerlo con todos.
– Aunque escape de la misión de la Comisión Para la Paz ¿Cómo ve el Estado de Excepción en la Macrozona Sur? ¿Ha servido de algo?
El Estado de Excepción más bien lo veo como un síntoma. Esta es mi opinión personal, y es que, dado la situación a la que hemos llegado, nos vemos obligados a tener un Estado de Excepción, pero no es lo que uno quisiera tener, uno quisiera que hubiera paz y tranquilidad.
Además de eso, creo que el Estado de Excepción por sí solo no puede resolver el problema. No hay una manera, digamos, de que uno pueda resolver un conflicto que sea solamente, digamos, reprimir las consecuencias. Que es totalmente necesario, sin duda, porque no podemos dejar desamparadas a las personas que están sufriendo ataques.
Así que, insisto, el punto es que tenemos que atacar los síntomas, pero tenemos que ir también, y esa es la tarea que nos toca a nosotros, nosotros no tenemos que ver con los Estados de Excepción ni con el trabajo de seguridad, que es muy importante, pero le corresponde al gobierno, les corresponde a los ciudadanos, a la policía. A nosotros nos corresponde intentar actuar sobre las raíces del problema, o algunas de las raíces del problema, e intentar darles una solución. Así que son cosas que son en paralelo.
Y en ese sentido ¿Cómo se van proyectando y/o configurando las soluciones que la Comisión debe entregar al Presidente de la República?
La tarea que se nos ha encomendado por el decreto presidencial y por el acuerdo de todos los partidos, es entregar una propuesta en noviembre del próximo año, y es una propuesta que debe ser entregada al Congreso y al Presidente, y que, como ya mencioné, la tarea es que ojalá podamos entregar algo que tenga un amplio apoyo en todos los sectores y de esa manera, entonces, el Presidente y el Congreso, como los legisladores, puedan pasar las leyes y los cambios que sean necesarios.