El profesional de la salud mental chileno fue detenido en septiembre de 1973 y, posterior a ello, se exilió en Bélgica, donde realizó gran parte de sus estudios.
Por Marcelo Contreras Belmar y Sebastián Rojas Guerstein
Al encuentro “Memoria y Futuro: Por la Sagrada Dignidad del Ser Humano”, que organizó el el Arzobispado de Concepción junto a los extrabajadores de la Pastoral de Derechos Humanos, asistió como ponente el psiquiatra chileno, Jorge Barudy, quien relató su experiencia en dictadura y cómo ésta motivó gran parte de su desempeño profesional.
Y es que Barudy, fue arrestado en septiembre de 1973, siendo trasladado hasta la cárcel de Temuco desde donde fue testigo de las torturas que sufrieron sus compañeros de prisión.
Por lo anterior es que el psiquiatra ha dedicado gran parte de su trayectoria profesional a entender y explicar los traumas que han afectado a los chilenos durante estos 50 años tras el Golpe de Estado, viendo en ello la necesidad de reconocer secuelas y repararlas.
Soluciones a los eventos postraumáticos
Quienes sufrieron los horrores de las torturas en Dictadura, explicó el profesional, saben que muchos no han logrado superar el sufrimiento experimentado en reclusión, lo que los empuja a continuar el diario vivir con estos recuerdos que les impiden alcanzar una mejora en su salud mental.
Ante esto, Barudy comprende, como víctima, que el trauma no dejará de existir por lo que se deben tomar acciones para terminar con las secuelas. En efecto, expresó que “como víctimas, podemos mejorar lo que significa la empatía y el buen trato en la sociedad. Los niños que sean bien tratados conocerán el valor formativo del amor”, señaló el psiquiatra familiar.
“Si somos capaces de construir un mundo en que prioricemos los cuidados, el acompañamiento y el cariño en la infancia, se podrán evitar muchos problemas sociales. Para ayudar a una sociedad víctima de la violencia, hay que saber que la dictadura de los genes no existe. La expresión genética de un comportamiento puede ser modificada por el entorno”, agregó Barudy.
Junto a ello, señaló que esto permitiría volver a la importancia de los buenos tratos, ya que, como explicó, “si una generación bien tratada puede producir una nueva generación de seres humanos más altruistas, solidarios, amables y amorosos” esto permitirá ir “rompiendo la repetición de los traumas pasados”.
“Desde hace más de dos décadas hemos trabajado en la creación de nuevos modelos que permiten que la experiencia traumática no determine tu vida. No es que podamos sanar heridas, pero hemos logrado trabajar para curar lo suficiente: qué es impedir que estos traumas determinen nuestra existencia”, concluyó el director y cofundador del Centro Médico Psicosocial para Exiliados y Víctimas de la Violencia y la Tortura (Exil), Jorge Barudy.
El trauma de las infancias: un tema no resuelto
Según la primera definición para la palabra “trauma” de la Real Academia Española de la Lengua, esta refiere a un “choque emocional que produce un daño duradero en el inconsciente”.
Es en ese sentido que Jorge Barudy, tras la experiencia que vivió como preso político en 1973, y tras su formación en Bélgica como neuropsiquiatra, psiquiatra infantil y terapeuta familiar, llevó adelante investigaciones como la materializada en el libro “Hijas e hijos de madres resilientes. Traumas infantiles en situaciones extremas: violencia de género, guerra, genocidio, persecución y exilio” (2009).
“Uno expresa su sufrimiento, síntomas de trastorno de estrés postraumático, pero no necesitamos la etiqueta, deseamos que nos reconozcan como afectados de una violencia que sobrepasa la línea humana y casos terriblemente mórbidos, tratos que enfermarían a cualquiera, más encima si se es infante”, enfatizó Barudy.
Junto con ello, se refirió a que nuestro país aún debe afrontar un tema crucial sobre los infantes en dictadura. “Esto se tiene que saber: en este país se torturaron a más de 8 mil niños. Es un tema que está pendiente en el país”.
Barudy comentó que desde 2002 trabaja en el programa llamado Centro Médico Psicosocial para exiliados y víctimas de la violencia y la tortura (Exil) en Bélgica y España, formado por profesionales de la salud mental y voluntarios. “Trabajamos hace muchos años con casos de personas que, siendo infantes, estuvieron encarcelados durante el Golpe de Estado, que fueron torturados delante de sus padres, al igual que sus padres fueron torturados delante de sus hijos. Esos son los horrores”.
“Es un tema que nunca se ha abordado (en Chile), no se ha tenido la valentía desde las políticas públicas de los diferentes gobiernos para poner sobre la mesa las responsabilidades de estos episodios”, criticó Barudy.
El psiquiatra chileno explicó también en la ponencia que la dictadura no solo cometió las desapariciones forzadas, torturas y asesinatos, sino que también atrocidades impensadas contra mujeres prisioneras y “la cobardía de torturar niños y niñas, teniendo cuatro años el más joven de los infantes, según lo que se tiene recopilado hasta hoy”.
Según su investigación, estas torturas a menores se realizaban para poder obligar a los padres a entregarse, obligarlos a confesar muchas veces cosas que no era confesables, sino que se trataban de interpretaciones que hacían los militares.
Jorge Barudy
Hijo de Carmen Labrín y Jorge Barudy Videla, matrimonio que edificó una familia de nueve hijos, una vez consumado el Golpe de Estado, Jorge Barudy Labrín fue arrestado en septiembre de 1973 y llevado a la cárcel de Temuco.
Mientras era retenido y torturado en el centro de reclusión, fue testigo de la violencia y delitos de lesa humanidad que sufrieron muchos de sus compañeros de prisión. A la fecha, sigue dedicándose a la tarea de apoyar a familias completas que han sido víctimas de violencia.