En el lugar, que ayer visitó el Presidente Boric y donde se quemaron 22 viviendas, sus habitantes muestran entereza y dignidad para salir adelante. “Lo material se recupera”, coincide la mayoría. Y, claro, en una noche de terror perdieron todo, menos la vida.
La familia Salas Lavín ya había sufrido un siniestro en su vivienda durante 2016. Por cierto, nada tuvieron que ver los incendios forestales, pero en esa ocasión, debieron realizar variados esfuerzos para poder rescatar a Sebastián, uno de los hijos del matrimonio conformado por María y René, él único que se encontraba al interior de la vivienda. Atrapado por el fuego, “tuvimos que sacarlo por la ventana del baño”, recordó el último.
Casi seis años después, cuando ya había logrado levantarse de ese lamentable incidente, la familia volvió a ser golpeada por un incendio que destruyó no solo su casa, sino también otras 21 ubicadas en Villa La Estrella, en Punta Lavapié.
Esa noche, “cerca de las 3 de la mañana” María sintió como si un “árbol explotara”. Las cenizas provenientes de los bosques colindantes comenzaron a caer como lluvia sobre los techos.
“Arrancamos y empezamos a despertar a los vecinos”, contó.
“Lo material se recupera, pero es triste perder tus recuerdos, por ejemplo, de la licenciatura. No rescatamos nada”, contó la otra hija del matrimonio, Angélica, quien en marzo ingresa a estudiar la carrera de Electricidad en Inacap Talcahuano. Y lo hará con una beca.
“Perdí todos mis materiales, y ahora hay que empezar nuevo”, se lamentó la joven, quien sin embargo, al igual que muchas de las familias que viven en el sector, agradece la ayuda que ha llegado, pero por sobre todo, que nadie haya fallecido.
Y es que la madrugada del 2 de enero cuando toda Villa La Estrella se prendió, todos abandonaron sus viviendas con lo puesto.
Luisa Lemus, por ejemplo, que se mueve con dificultad debido a la artrosis que sufre en su pierna derecha, recordó que bajó con dificultad la escalera de ingreso y salida a su vivienda. Días antes su pareja, César, había terminado de instalar un pasamanos para que le ayudara.
Cuando estuve abajo, me subieron a un vehículo y me llevaron a la playa. Ahí vimos como todo se quemaba”, relató la mujer de 65 años.
Lemus, no obstante, no perdía la esperanza. Esperaba que amaneciera para poder volver a su casa y volverse “a acostar”. En la actualidad, vive en una casa como allegada junto a su pareja y su hijo. Es una de las personas que aún espera por una vivienda de emergencia.
Luis Martínez Lobos es un hombre de pocas palabras, pero también manifestó su satisfacción por el hecho no haber perdido ningún familiar. Vive con su hija y su nieto, y con la llegada de las viviendas de emergencia, dijo estar más tranquilo. Aunque insistió en que las autoridades no se olviden de las soluciones definitivas.
En Villa La Estrella todos se conocen y se abrazan y emocionan al recordar lo vivido.
“Mientras haya salud, hay esperanza” y “la vida da oportunidades, así que estoy tranquilo”, son frase que se repiten casi como un mantra.
La última la pronunció Iván Vásquez, quien hace cuatro meses, había llegado con una gran compra de sorpresa a la casa. Dos plasmas de 50 pulgadas por lo cuales había desembolsado un millón 200 mil pesos. Pero eso no es todo. Su señora, Erika Paillalef, dedicada a cocinar dulces chilenos, contaba con equipamiento para ello, como un horno industrial, todo tasado en $2 millones aproximadamente. El siniestro no dejó nada.
“Mire, lo material se recupera. Lo importante que es que estamos todos vivos”, repitió Iván al referirse al conjunto de su familia, incluyendo a su yerno, un brigadista forestal que estuvo laborando el Hualqui y Purén, región de La Araucanía.
Pero hay hechos particulares. Dos semanas antes Iván y su familia limpiaron el sitio que se encontraba detrás de su vivienda, por la presencia de roedores. A un costado, además, se levantaba otra vivienda, la su hija. La que concluyó, al menos en estructura y forraje, cuatro días antes del incendio.
¿Qué pasó? La limpieza realizada actuó como un verdadero cortafuego e impidió el avance de las llamas hasta la vivienda recién construida, donde hasta anoche, antes de la entrega de la casas de emergencia, pernoctaban.
La visita del Presidente Gabriel Boric el día de ayer, solo puso una nueva luz de esperanza. Ya no solo se habla de reconstruir lo perdido, sino también de alcantarillado y un muelle, compromisos pactados por el Jefe de Estado. Habrá que ver como continúa la historia de este lugar donde no solo abundan pescadores, sino también personas con dignidad y entereza.