Con 17 años a cargo de las investigaciones por casos de violaciones a los DD.HH. Carlos Aldana se aproxima a la jubilación en 2024 y aunque se ha esforzado por cerrar las causas a su cargo, nuevas querellas abren la interrogante sobre esa meta personal.
En el cuarto piso de la Corte de Apelaciones de Concepción, tiene su oficina el juez que tiene a cargo las investigaciones por los casos de ejecutados y desaparecidos ocurridos entre septiembre de 1973 y marzo de 1990, en las regiones de Biobío y Ñuble. Se trata del ministro Carlos Aldana, quien tiene esta responsabilidad hace 17 años.
Mantiene 33 investigaciones vigentes y hoy se encuentra en un período de dedicación exclusiva hasta diciembre para avanzar, entre otras, en una causa de Chillán, que acumula más de 7 mil fojas, que iniciará su etapa de prueba la próxima semana por un período de 20 días, que tiene 14 procesados y donde las víctimas fueron Orlando Angulo Matamala, Bartolomé Salazar Veloso y Ogan Lagos Marín. En medio de esta labor el ministro se refirió a lo que ha significado en su carrera estar a cargo de este tipo investigaciones.
– ¿Qué siente de su trabajo? ¿Cómo es tramitar estas causas?
– Dentro de las labores que uno tiene como juez, yo creo que esta ha sido la materia más relevante que me ha tocado conocer, por lo que significa, por el contexto, por el tiempo transcurrido y porque se ha logrado avanzar en prácticamente todas las causas para tener resultados positivos de determinar exáctamente qué ocurrió y en un 85% sancionar a los responsables, en que se ha logrado someter a proceso, condenarlo y muchas causas están archivadas porque están terminadas. Yo ingresé de ministro desde el 2004 y el 2005 me asignaron esta labor, sin pedirlo, pero profesionalmente como abogado y como juez, han sido las materias más relevantes que yo he podido resolver.
– En su experiencia, de haberse investigado oportunamente, ¿el resultado de ello sería distinto al de hoy?
– Si hubiese sido cercano a la ocurriencia de los hechos, habría sido el resultado distinto. Estimo que se habrían determinado más los responsables, porque hay muchas personas que están fallecidas que participaron en ese tiempo y la dificultad de hacerlo a tantos años de que ocurrieran los hechos es mayor en este tipo de causas.
– Su mayor enemigo es el tiempo ¿se puede ser preciso, se puede ser certero?
– Si bien el tiempo es una dificultad muy seria para determinar ahora hay mucho avance tecnológico que ha permitido ir adquiriendo las certezas. Yo como juez en todas las causas que he condenado, que son muchas, he adquirido la convicción absoluta de que así ocurrieron los hechos y a los que he condenado que tienen la responsabilidad. Yo, la duda que he tenido, no he condenado a las personas. Estoy consciente que el tiempo es la mayor dificultad del recuerdo y de la precisión, de cómo ocurrieron los hechos.
– ¿Hay causas que lo han marcado en esta etapa?
– Sí, indudable que hay causas que marcan, por ejemplo ‘Laja-San Rosendo’. Ahí lo fuerte ha sido el número de las víctimas (18), el ocultamiento de la verdad, como se tuvo a las familias sin decirles, cuando ya habían muchas personas que sabían lo que había sucedio, que se le entregaron los cuerpos sin determinar a los responsables y que después se logró determinar quienes fueron los que participaron, quienes dieron las órdenes (…) No puedo dejar de mencionar la de Santa Bárbara y Quilaco, en que también fueron entre 18 a 21 personas, donde cayeron algunos loncos que tampoco tenían nada que ver.
La otra relevante, entre muchas otras, es la de Mulchén que también ya está en sus últimas etapas, ya se vio en la Corte de Apelaciones (de Concepción) no hace mucho y que está en la Suprema, también fueron entre 18 a 20 personas, que las fueron sacando a través de los fundos El Morro, Carmen, Los Maitene y Pemehuey. A las personas las hicieron pelear y el que ganaba la pelea se salvaba, no la ejecutaban y era entre padres e hijos y un hijo que declaró – y se corroboró con otras personas- su padre se dejó perder para que viviera el hijo. Pero la narración del hecho está y eso no terminó ahí, porque las personas fueron enterradas en distintos lugares y vino la operación ‘traslado de televisores’ y sacaron los restos, los llevaron al regimiento, en ese lugar los incineraron y eso está absolutamente reconocido por el comandante, la gente de inteligencia del regimiento y bueno también el comandante de regimiento está fallecido, pero él vio la condena y los familiares ahí sí que no tienen ninguna posibilidad de encontrar los restos.
Y la última, la denominada ‘Alfa-Carbón’ que fueron personas que ejecutaron en Hualpén, frente a la Vega Monumental, en Los Ángeles y en Valdivia. Yo hice la causa completa y está en la Corte Suprema en estos momentos y se determinaron todos los responsables (…) y están todos condenados a penas altísimas.
– Usted está a próximo a jubilarse, ¿qué expectativas tenía sobre estas causas para ese momento?
-Yo entre 2005 a 2022 he estado parte integrando (sala en la Corte de Apelaciones) parte en dedicación exclusiva, y pensaba que con este tiempo iba a terminar antes que jubilara mis causas y ahora tengo mis dudas y por qué, porque todas las que empecé al comienzo ya están terminadas, pero desde 2005 a la fecha han existido muchas otras, si son175 las que yo he tramitado (…) Sólo este año han ingresado ocho causas, que son las últimas, que están dentro de las 33 que mantengo y a eso hay que agregar que en el último tiempo he recibido a familiares de víctimas de Chillán y Los Ángeles que pretenden, en este plan que tiene el ministerio de Justicia, que es el Plan Nacional de Búsqueda van a instaurarse algunas causas. Ya de estas ocho últimas, cinco fueron presentadas por la subsecretaría de Derechos Humanos, que se están tramitando y es como empezar una causa de nuevo.
– ¿Entonces?
– Yo jubilo a fines de 2024, en dos años más, esa era mi meta, terminar, cerrar, porque yo llevo solo ejecutados políticos y detenidos desaparecidos, las investigaciones por torturas las ve la ministra (Yolanda) Méndez. Y pedí que no me dejaran en esas causas de torturas porque quería terminar las causas que estaba tramitando. Pensaba terminar antes y volver a mis labores de ministro, integrando sala, porque es una sensación muy fuerte resolver las causas.
– O sea, ¿estas investigaciones han tenido un costo personal para usted?
– Sin duda, por eso yo consideraba que otro ministro, otro aire retomara y por eso quedé muy contento cuando a la ministra Méndez la designaron para llevar las causas por torturas, porque habría sido demasiado, creo que ahí no habría podido hacerlo.
– Tiempo atrás se conoció de la existencia de declaraciones de exconscriptos en este periodo y que no habían sido investigdas porque fueron dadas en el marco de la obtención de beneficios de parte de Estado ¿usted sabe de ellas?
– Sí, esas declaraciones se distribuyeron a los ministros en visita del país, para que nosotros las estudiáramos, Se digitalizaron todas, son alrededor de 8 mil y fracción, a mí me correspondieron cuatro cajas como con ochocientas y tantas causas. Yo las estudié y de esas ochocientas, encontré 10 causas que tenían relevancia y sugerían que podría haberse hecho alguna investigación. Se enviaron a los distintos minitros (La Serena, Temuco y Santtiago) y una de esas corrrespondía por jurisdicción a mí e inicié un auto de cabeza de proceso (…) A mí no me han llegado (causas) de los otros ministros, pero yo creo que nos van a llegar (…) A la ministra Méndez le llegaron la misma cantidad de causas que las mías y ya se devolvieron a Santiago.
-¿Usted sabe si existen osamentas sin identifficar en dependencias del Servicio Médico Legal?
– Yo he tenido conocimiento extraoficial de que habrían bolsas de osamentas en Santiago, en el Servicio Médico Legal y que ya están en trámite. Sé que ya hay causas en Santiago y que una ministra está a cargo de esas causas y que están investigando. Ahora si están todas periciadas o no y por qué están ahí, esa es una materia que va a resolver la ministra, pero eso existe.
– ¿Ahí podrían haber osamentas de personas de la zona?
– Eso no lo sé. Si hubieran de la zona, las envían a la zona. No sé si hay de la zona, lo que sí yo participé cuando se encontraron aquí en el cementrerio de Concepción y esas se restituyeron al cementerio de Concepción algunas que se encontraban aquí, en el Servicio Médico Legal. Tengo entendido que el Servicio Médico de aquí no tiene osamentas. Eso es lo que yo he visto en mis causas.
– Si hubiesen osamentasque pudieran ser la zona, ¿deberían informárselo a usted?
– Si hubiesen de Concepción, que nosotros hubiésemos mandado a Santiago, necesariamente tendrían que habernos informado y necesariamente debía haberlas conocido yo desde el año 2005, y antes también, porque tengo las causas de derechos humanos de antes de 2005, porque las que llevaban otros jueces se concentraron en el ministros en visita extraordinario. Entonces de esas causas que llegaron por oficio a Concepción, yo diría que en un 99,9% no corresponderían a Concepción, pero pudieron haber otras que hubieran quedado de antes que yo hubiera tenido la visita extraordinaria y que hubiesen quedado ‘dando vuelta’ y que no se pudieron investigar, no lo sé. De hecho, algunas piezas en el caso de ‘retiro de televisores’ de Santa Bárbara, que las vio el ministro Guzmán, se extraviaron, las buscamos hasta en la Universidad de Chile y las hice buscar en todas partes y algunas no se pudieron ubicar (…) En ese tiempo se las llevaban a Santiago. En ese tiempo no era con la rigurosidad y el protocolo que se hace ahora. Entonces, yo creo que de aquí de la Región, de Concepción, creo que no, pero no lo puedo descartar.