Hace justo una semana, y luego que consiguiera los recursos con el apoyo del Consejo Regional (Core), el gobernador regional, Rodrigo Díaz, presentaba una iniciativa de acción política para contribuir a solucionar el escenario de violencia que se vive en el sur de Chile, pero particularmente en el territorio que le incumbe, en las provincias de Biobío y Arauco.

“Biobío reconoce: diálogo y seguridad para el desarrollo” es el nombre del plan, cuyo texto de 55 carillas, fue entregado ayer la Presidente Gabriel Boric. “Tiene distintos componentes como compra de tierras, apoyo a las personas que han sido víctimas de violencia, contempla diálogo para mejorar las condiciones sociales, apoyo para el fomento productivo, porque hay gente que trabaja en sus cabañas o que tienen su comercio y que se han visto afectados”, dijo el gobernador.

Díaz comentó que en esta materia, y así lo planteó al Jefe de Estado, “no me pierdo jamás”.

“Hay una necesidad de bien común y todos quienes formamos el Estado, no sólo el Gobierno de Chile, también los gobiernos regionales, municipios, poder judicial, ministerio Público, debemos colaborar para abordar un problema que no se va a solucionar en 24 horas”, manifestó.

Pero el interés mediático capitalino estaba centrado en el Estado de Excepción “acotado” y la posibilidad de un cambio. Consultado al respecto, Díaz, entre otras cosas, sostuvo que “la discusión nacional es un gallito de no atiende los problemas de fondo”, y agregó que más allá del nombre, “creo y exijo para los habitantes de la Región del Biobío mayor seguridad desde el trabajo real, y no desde la cuña, que pretende buscar una solución a un problema que tiene Chile, nuestro Estado, con las comunidades mapuches, pero que también es una zona donde hay crimen organizado”.

Agregó que “a mí me gusta hacer política en serio y desde la distancia las cosas se ven de manera distinta. El muerto, don Segundo, es de Biobío, no de La Araucanía. Yo conozco a esa comunidad, los he recibido en esta administración hace no más de 15 días. Por tanto, la gravedad de lo que pasa nos obliga a hacer política en serio, no política de cuñas ni de disputas por quien tiene el liderazgo en un minuto”.