En segunda vuelta participaron un millón 200 mil más votantes que en noviembre. Con la gran concurrencia a las urnas, el Presidente electo se alzó como el más votado desde el retorno a la democracia. Un masiva participación cuando en el Congreso se discute volver al voto obligatorio.
En las apuestas, las conversaciones diarias, familiares, de trabajo e, incluso, en las reuniones de pautas de los medios, se vislumbraba que quien se alzara con el triunfo en la segunda vuelta presidencial, lo haría por estrecho margen. Al menos, los números de la elección de noviembres, dejaban concluir aquello.
Pero, claro, el aumento en la participación de un millón 200 mil personas no estaba en los cálculos de nadie. Y fue precisamente ese número el que le dio a Gabriel Boric un triunfo contundente, sin motivo a dudas. Solo un dato. El candidato perdedor, José Antonio Kast, solo obtuvo 140 mil votos menos que el actual Presidente, Sebastián Piñera, cuando se alzó con el triunfo en segunda vuelta hace cuatro años.
“Fue notable el salto cuantitativo, que cumple una ley politológica de alta participación cuando las elecciones son polarizadas y se movilizan más electores por entusiasmo con programas y por miedo al otro al verse agredidos”, comentó Esteban Valenzuela, director de Convergencia Regionalista de Estudios Aplicados (Creasur) de la Universidad de Concepción.
En su opinión, a Boric le favoreció lo agresivo que fue el candidato de Kast con las minorías y el “despertar social”, lo que se tradujo en que se rompiera la baja participación de en comunas populares.
En opinión de la administradora pública y magister en Políticas Públicas, Karla Muñoz, el significativo aumento de votantes de la segunda vuelta, es parte de un grupo nuevo de electores. “Cuando una elección se ve tan estrecha, el ciudadano percibe que su voto, su opinión, puede ser relevante para el resultado final”, manifestó.
Agregó que la alta participación también se explica por la campaña de ambas candidaturas. En el caso del ganador por la sinergia lograda por su equipo, “el golazo” que significó la incorporación de Izkia Siches y el foco puesto en los jóvenes y mujeres menores de 50 años. En la caso de Kast, la participación se explica porque hubo un porcentaje que votó en contra del ex gremialista, por lo que representaba.
“Creo parte importante de este millón 200 mil persona que salieron a votar formaron parte del estallido social, que no votaron en el plebiscito, porque se mantienen al margen de estas lógicas participación, pero sí votaron por Boric, porque igual es una irrupción poco tradicional”, manifestó.
El experto en marketing político, Felipe Vergara, reconoció que los resultados le sorprendieron, sobre todo, por la cantidad de personas que concurrió a las urnas.
Destacó, en todo caso, lo categórico del resultado para “que no hay instancias para especulaciones” y que muchos ciudadanos se movilizaran desde las poblaciones. En su opinión, eso se explica por la épica que instaló el candidato Boric referida a que “la esperanza le gane al miedo”.
La alta participación ahora contrasta con el proyecto de ley que busca retornar a la obligatoriedad del voto y que se discute en el Congreso. Claro, la iniciativa se volvió a poner en tabla luego de dos años, a propósito de la baja participación en la segunda vuelta de gobernadores. “Alguna vez escribí sobre el voto voluntario, pero he cambiado de opinión. No siempre vamos tener procesos así de estrechos, y se requiere que las votaciones estén legitimadas”, dijo Vergara.