Se trata de dos visiones que parecen extremas entre ellas y que no tienen un punto medio, dificultando las posibilidades de lograr una solución a las reivindicaciones históricas existentes en la zona.
El Estado de Excepción Constitucional por Emergencia se ha transformado en una de las motivaciones para reinstalar a las Fuerzas Armadas en la denominada Macrozona Sur, en un intento por disminuir los hechos de violencia.
Si bien, durante la vigencia del anterior estado por la pandemia, ya estuvieron en la zona, su rol no estaba abocado a este control, sino que a otras situaciones. Ahora, si deben velar por el movimiento de personas y hechos en la zona.
El presidente, Sebastián Piñera, estuvo el día martes en el Biobío y ratificó la medida por otros 15 días a contar del 28 de octubre. Y esto lo justificó en que “devolverles a las familias su derecho a vivir con mayor seguridad, con mayor paz, con mayor tranquilidad y restablecer el orden público y el Estado de Derecho”.
Además, fue claro en que “las Fuerzas Armadas no reemplazan la labor que cumplen Carabineros y la Policía de Investigaciones, pero sí colaborar prestando todo el apoyo logístico, tecnológico, de protección, de comunicaciones, de transporte, de vigilancia, de patrullaje que lo han realizado junto a nuestras Policías”.
Al parecer para algunos esto no es suficiente, ya que el diputado por la zona, Iván Norambuena (UDI) sostuvo que “al parecer se necesita evaluar otras medidas que signifiquen dar mayor seguridad a quienes viven y transitan en el sur de la provincia de Arauco”. Con esto, da a entender que hay que avanzar con otras medidas.
El delegado presidencial, Patricio Kuhn, también siguió por la arista policial. “Hay que tener clara la separación entre la causa mapuche y los hechos de violencia en donde hay robo de madera, tráfico de drogas y armas. Teniendo eso claro, hay que decir que nosotros apuntamos al segundo punto, con detenciones de personas por otras causas. Ir al fondo es un trabajo que incluye a todos los poderes del Estado, con el legislativo y apurar los proyectos de ley; mientras que en la justicia hay que fortalecer al Ministerio Público. Estos grupos se visten con la causa mapuche, pero no tienen nada que ver”.
Otros actores tienen una visión distinta y consideran que esta declaratoria no ayuda a solucionar el problema de fondo.
El gobernador Rodrigo Díaz insistió en su postura que “abordar un problema complejo con una medida que solo abarca una de sus partes, para resolver el dramático problema multicausal que hay en esa zona debe haber una intervención compleja, multipropósito en seguridad pública, derechos políticos, económica y social”.
Díaz, agregó que habló con el Presidente Sebastián Piñera sobre su postura para abordar de forma integral esta problemática. “Yo le dije al presidente que esto debió haber sido comentado y decirle que en Cabrero, Yumbel, Laja no ocurre nada y sugerirle con el conocimiento que uno tiene del territorio”.
En tanto la diputada por la zona, Joanna Pérez (DC), apuntó a que “se debe incluir a Interior, Justicia y otros actores, en donde el diálogo sea primordial con la intención de lograr una mediación y una solución al conflicto de manera pacífica. Acá las demandas están más allá de un gobierno de turno. En la mesa de trabajo deben estar las comunidades, alcaldes y gremios”.
Mientras que su par Manuel Monsalve (PS) dijo que “acá hay una necesidad para mejorar la ley de inteligencia, la reforma a las policías, una agenda de derechos para los pueblos originarios y la restitución de tierras son los elementos que determinarán en su conjunto las mejores condiciones de seguridad en la zona”.
Félix González (PEV) va más allá y consideró que “se ha tratado de resolver el conflicto con armas, pero el problema se ha dejado de lado y eso es diferente. Las reivindicaciones que apuntan al territorio que vienen hace años deben ser enfrentados con políticos de gobierno y Estado”.
El presidente de la Asociación de Regional de Municipios, Álvaro Ortiz, también cree que el diálogo es la vía. “Sentándose a conversar con los actores que corresponda, con ideas concretar y no solo una declaración de buenas intenciones. Debemos entregar seguridad, sin la necesidad de militarizar el área. Cuando uno se sienta a conversar no se le entregará el gusto en todo, sino que para llegar a entendimientos habrá que ceder en algunos puntos y en otros no”.